LA BANALIZACIÓN DE LOS JÓVENES HACIA LA SALUD/ENFERMEDAD MENTAL
LA BANALIZACIÓN DE LOS JÓVENES HACIA LA SALUD/ENFERMEDAD MENTAL
En el mundo contemporáneo, se ha puesto muy de moda todo lo relacionado con la salud/enfermedad mental, con una idea un poco alterada del verdadero significado de estos dos conceptos. A lo que me refiero es que la gente nombra estos dos temas con excesiva facilidad y no ve las consecuencias del hecho de no saber su significado y la inmensa responsabilidad que contiene nombrar todo lo que tiene que ver con la mente. En este sentido, me gustaría poner el foco en una tendencia propia de algunos adolescentes, quienes abusan el uso de dichos términos para desresponsabilizarse de sus actos y victimizarse en cuanto a ellos, atribuyendo la salud mental o su ausencia como la causa de todos sus mentales.
La salud mental / enfermedad mental se han convertido en un pilar fundamental para el bienestar individual y colectivo para la sociedad. Cuando nos referimos a la salud mental, hablamos de un estado de bienestar en el cual puedes reconocer tus propias capacidades y productividad, es decir, implica un equilibrio emocional, psicológico y social, que afecta a la forma que pensamos y sentimos. A diferencia de esto, las enfermedades mentales afectan negativamente al estado de ánimo, comportamiento e incluso a la capacidad de relación con las personas. Estas condiciones pueden llegar a generar efectos leves o graves, pudiendo desarrollar dolencias como la depresión, esquizofrenia, bipolaridad y, una de la más común, la ansiedad.
Los cambios sociales, económicos, tecnológicos, epidemias o guerras que ha sufrido el mundo a lo largo del tiempo son movimientos con un impacto tan potente, que es normal que afecten a cada persona de una manera u otra, de aquella manera es clave la necesidad de cuidar no solo el cuerpo, sino también la mente. Por eso es de gran importancia reconocer considerablemente la salud/ enfermedad mental, porque debido a estas situaciones y a la falta de información puede haber distorsiones sobre el significado de la estabilidad mental.
Para los adolescentes actuales, la salud mental y las enfermedades mentales se han convertido en un tema que cada vez aumenta más a nivel global. Diversos estudios indican que hay entre un 10-20% de los adolescentes que experimentan síntomas o dificultades de salud mental, ahí está el problema que gran parte de este porcentaje no son tratados adecuadamente o directamente no son tratados. Gran culpa la tienen las redes sociales, la mayoría de los adolescentes se fían de cualquier información que les salga por la red social en las que pasan gran parte de su tiempo. TikTok, Instagram, X… Cualquiera de estas aplicaciones, captan la atención de los jóvenes, es decir, hasta la noticia más irreal que leas, hoy en día te la puedes llegar a creer por el avance tecnológico que tenemos. Esto hace que muchas personas, se guíen por el primer enlace o video que ven, sin buscar documentos específicos o gente profesional en el ámbito.
Como he dicho en la introducción, cada vez más la salud mental se puede asociar con una excusa social. El problema de esto es que va aumentando hasta el punto que los jóvenes lo van normalizando, llegando a un punto que la utilizan como justificación o excusa para evitar ciertas responsabilidades o sociales. Cada vez hay más comportamientos que son atribuidos con el término “problemas mentales” sin tener obviamente un diagnóstico clínico que lo confirme. Lo cual afecta a las personas que sí padecen de estas enfermedades y generan confusiones en cuanto a lo que son los trastornos, malestares pasajeros o una simple mala decisión. Ahí es cuando surge un riesgo, que es el hecho de promover síntomas o trastornos mentales, con tal de evitar tus funciones o responsabilidades.
En algunos discursos actuales, especialmente entre los jóvenes, se ha observado una tendencia a utilizar la salud mental como un escudo para evitar enfrentar errores, decisiones personales o consecuencias. Frases como “no puedo porque tengo ansiedad” o “actué así por mi depresión” pueden ser válidas cuando existe un diagnóstico real, pero cuando se emplean sin criterio clínico, corren el riesgo de convertirse en formas de evasión.
Este fenómeno refleja un uso defensivo del lenguaje psicológico, donde los conceptos de trastorno o sufrimiento mental se convierten en un método de protección frente al juicio social o a la propia culpa. Si bien es importante tener empatía con el dolor ajeno, también es necesario fomentar la idea de que la salud mental incluye asumir responsabilidades, reconocer errores y buscar ayuda activa. Es decir, la psicología, aparte de justificar conductas, intenta ayudar a comprenderlas y transformarlas.
En parte se entiende que hablen de las enfermedades mentales o la salud mental por decirlo de un modo tan a la “ligera”. Yo como adolescente que soy no ha sido hasta 1 y 2 de bachillerato que he comenzado a tener ciertas ideas sobre la estabilidad mental y solo en algunas clases específicas como psicología o filosofía que tienen relación con la estabilidad mental. A lo que me refiero es que siendo un tema tan importante en los estudiantes, porque hay muchos de ellos que pueden llegar a tener niveles de agobio y ansiedad bastante graves por culpa de los estudios o en el instituto por falta de relaciones sociales. Los centros tendrían que insistir más a los estudiantes para que asistan a los psicólogos del centro o recurrir más talleres/charlas de psicología, con profesionales que han estudiado y centrado específicamente en sus trabajos.
En una época donde la salud mental ha ganado visibilidad y validez en el ambiente social, es fundamental no perder de vista la responsabilidad individual frente al propio bienestar psicológico. Si bien es necesario reconocer y atender el sufrimiento emocional real, también lo es evitar que el lenguaje clínico se transforme en una excusa para evitar la autocrítica o el compromiso personal.
Usar la salud mental como escudo puede aliviar momentáneamente la presión social o interna, pero a largo plazo, limita el desarrollo de herramientas fundamentales para la vida, como la tolerancia a la frustración, la toma de decisiones o la capacidad de reparar errores. Más que refugiarse en etiquetas, el desafío está en comprender que cuidar la salud mental implica también asumir el control de nuestras acciones y ser partícipes activos de nuestro proceso de crecimiento.
Juanjo Sánchez González
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