SALUD MENTAL: CRECER SIN MIEDO A SER UNO MISMO


La salud mental se ha convertido en uno de los temas más destacados en la actualidad y  representa mucho más que la simple ausencia de trastornos mentales. Por ello, a través de la psicología social, me gustaría destacar la importancia de prestar atención a los comportamientos sociales y cómo estos afectan la vida privada de cada persona.  La salud mental no es solo individual, también es colectiva, y muchas veces se ve afectada por el entorno social, especialmente cuando existen situaciones de exclusión o discriminación.

La psicología social es una rama de la psicología que estudia el comportamiento humano en la sociedad. Analiza los procesos sociales y las relaciones interpersonales que influyen en la conducta de las personas y en la formación de su personalidad. 

A través de este tipo de psicología, se observa cómo hoy en día ciertos patrones de discriminación se repiten constantemente en nuestra sociedad. Existen diferentes tipos de discriminación, como por razón de género, edad, raza, orientación sexual, identidad de género, condición socioeconómica, aspecto físico y discapacidades, entre otros. Muchas de estas discriminaciones sociales se deben a una falta de valores, los cuales se transmiten principalmente desde el entorno familiar, las amistades, el barrio y la escuela. 

Los niños, al no tener aún un criterio propio desarrollado, se basan en lo que aprenden día a día de su entorno. Por este motivo, considero que la escuela debería ser uno de los principales espacios donde se trabajen y prevengan las discriminaciones sociales, ya que es allí donde los alumnos comienzan a construir su propio camino hacia la adultez. De esta manera, se debería fomentar el respeto y la convivencia, puesto que la escuela es un lugar en el que conviven niños muy diferentes entre sí. 

La escuela es uno de los primeros espacios de socialización, de manera que tiene un papel relevante. Es allí donde los niños aprenden a convivir con personas distintas, a trabajar en equipo, a respetar opiniones diferentes. Por eso, es fundamental que en los centros educativos se promueva una educación emocional que incluya la empatía, el respeto y la tolerancia. Enseñar a los niños desde pequeños que todos merecen ser tratados con respeto no solo previene futuras discriminaciones, sino que también les permite crecer con una imagen positiva de sí mismos y de los demás.

La discriminación es una forma de violencia silenciosa que daña profundamente a quienes la sufren. Dicha violencia se manifiesta, a nivel social, mediante comentarios ofensivos, faltas de respeto o incluso maltratos psicológicos, generando exclusión, lo cual impacta en la salud mental de quien la padece, provocando inseguridad, tristeza y dolor, entre otros afectos. En este sentido, para combatirla no es suficiente con no participar en ella, sino que es necesario actuar, educar y transformar el entorno para erradicarla. Es decir, todos somos responsables de crear entornos donde nadie tenga que ocultarse, ni sentirse menos por ser quien es. De este modo, la salud mental es compartida, porque las causas que provocan el sufrimiento emocional no siempre nacen del interior de la persona, sino del trato que recibe de su comunidad: compañeros, vecinos, parejas, familiares, amistades, e incluso desconocidos.

Un ejemplo claro de cómo la discriminación puede afectar la salud mental es el caso de un niño que sufre racismo en la escuela. Imaginemos a un niño de piel oscura que empieza en una nueva escuela con ilusión, pero algunos compañeros empiezan a burlarse de su color de piel y a hacer comentarios desagradables. Al principio intenta ignorarlos, pero poco a poco deja de participar en clase, se sienta solo y empieza a pensar que no encaja. Esta discriminación, aunque parezca pequeña, le genera inseguridad, tristeza y baja autoestima. Si nadie interviene, su salud mental se verá cada vez más afectada. Sin embargo, si los profesores y alumnos actúan desde el respeto y la empatía, ese niño puede volver a sentirse aceptado, valorado y feliz en su entorno escolar. 

En conclusión, la salud mental no es solo un tema individual, es una responsabilidad compartida. Cada gesto, cada palabra y cada acción cuentan. La psicología social nos ayuda a entender cómo influimos los unos en los otros, y cómo podemos construir una sociedad donde todos tengamos el derecho de vivir conformes con quienes somos. El respeto y la empatía deben ser fundamentales, especialmente en lugares como la escuela, donde se forjan los valores. Todos merecemos sentirnos bien siendo quienes somos.

Jone Enara Vidal Palacio


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